Tras una extracción dental pueden aparecer problemas asociados como la alveolitis seca. Ésta es una complicación producida cuando se desprende el coágulo sanguíneo antes de que se haya formado el tejido de granulación en el interior del alveolo donde antes estaba el diente.
La alveolitis seca también se la conoce como osteítis alveolar o localizada y alveolitis fibrinolítica. Su principal síntoma es un dolor bastante intenso, alrededor del segundo día tras la extracción. También se han podido observar en pacientes con esta afección casos de fiebre, linfadenopatía regional (aumento del tamaño de los ganglios linfáticos) y también inflamación de la encía circundante.
La causa de la aparición de la alveolitis seca sigue siendo motivo de debate e investigación. La teoría más aceptada indica que está asociada a una alteración en la formación del coágulo sanguíneo tras la extracción. ¿La razón? Hay evidencias de que ciertos factores influyen, como el tabaco, una deficiente higiene bucal, la presencia de infecciones en el paciente antes de la extracción o la adición de vasoconstrictores a los anestésicos locales. El género también tiene su incidencia en la alveolitis seca, la cual afecta cinco veces más a mujeres que a hombres.
También existe mayor incidencia en la aparición de la alveolitis seca cuando la intervención se realiza en los terceros molares retenidos, con una incidencia de la afección diez veces superior a la del resto de extracciones dentarias.
El tratamiento de la afección está enfocado a los cuidados paliativos, a controlar el dolor y a evitar una extensión de la infección. Para ello se recurre a antiinflamatorios, analgésicos, apósitos locales y antibióticos sistémicos.
¿Cómo prevenir la aparición de la alveolitis seca?
A pesar de no ponerse de acuerdo los especialistas sobre las causas primeras de esta afección, sí parece claro que son eficaces los antibióticos, así como agentes antifibrinolíticos y antisépticos aplicados de forma preventiva y adecuada. Dado que los antibióticos no son necesarios en sí para la resolución de esta afección el especialista debe tener en cuenta los pros y los contras en su utilización. Así, la aplicación tópica de antibióticos y antisépticos tiene una baja tasa de efectos secundarios, ya que los antibióticos sistémicos (administrados por vía oral) pueden conllevar inconvenientes, tanto biológicos como de coste económico.
En este ámbito, la utilización de clorhexidina es, como es ya habitual en la salud bucal, una de las herramientas más eficaces de prevención. Su uso debe realizarse en concentraciones de 0,12% tanto en forma de gel como en forma de colutorio.
Aunque las molestias tras una extracción dental son comunes, no hay que obviarlas si se alargan en el tiempo. Ante un cuadro doloroso que persiste varios días después de la intervención lo más aconsejable es consultar con el odontólogo para evitar complicaciones posteriores.